Siro Cuartel
“Saavedra le lanza un megáfono por el moropo a un simpatizante de Obama”; “Saavedra armado de una mandarria”.
Titulares como esos pusieron a Miguel Saavedra la semana pasada en primera plana nacional.
Barack Obama, el gran Barack Obama, no había terminado su discurso la semana pasada en el cual anunciaba la apertura de las embajadas de EE.UU en la Habana, y de Cuba en Washington, y ya Miguel Saavedra estaba en la calle protestando – legítimamente – contra el hecho, respaldado por sus cuatro compañeros de siempre.
Armados de palos, una mandarria, y un megáfono – que se lo arrojaron por la cabeza a un simpatizante de la reapertura de las relaciones entre Cuba y USA – caminaron por toda la calle 8 y a la altura de la calle 13 se detuvieron.
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Allí Saavedra se paró encima de una lata de galletas de soda Pinocho y comenzó a cantarle 4 verdades al descarado de Obama.
“Destruiré hasta la primera piedra del cimiento, si intentan poner una embajada en 80 millas a la redonda,” expresa Saavedra visiblemente enardecido, que ya venía “caliente” hacía unas horas, luego de marchar por toda la calle 8 en protesta contra el cantante El Canario y a favor de la Timba Cubana.
Luego, índice en mano, a todo pulmón gritó: “Omaba… ¡Me las pagarás!” * mientras en la otra mano sostenía el pasaporte cubano que se hizo recientemente en las oficinas de Cubamax, a donde entró equivocadamente Saavedra, cansado, en búsqueda de un vasito de agua fría, luego de trabajar en la consola de aire central todo el día.
“Son unas fieras el Gerardo y el Carlos ese. Les arreglé el Aire Acondicionado, les pedí solamente un vaso de agua fría, y me enredaron de mala manera que salí de allí hasta con el pasaporte,” explicó el opositor, que dijo que los 450 pesos que pensaba cobrar por el trabajo en el aire acondicionado, “se le quedaron en Cubamax”.
De vuelta a la protesta… como apenas fueron cinco los que protestaron, y aparentemente nadie les hizo caso, la noticia no se hizo pública hasta el día de hoy.
