Siro Cuartel
“Estas cosas no pasaban cuando estaba Fidel,” dijo una octagenaria que fue a cargar su movil y luego, bien alto gritó: “Díaz-Canel es la tiza”, como para dejar plasmado su agradecimiento por el gesto del mandatario
El mandatario cubano Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, digno heredero de la continuidad trazada por el invicto Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y por su hermano Raúl, tuvo esta mañana un gesto de solidaridad con los vecinos cercanos a la vivienda donde él vive y habilitó su casa para que la gente pudiera ir a cargar sus celulares. Imágenes del momento en que varios vecinos llegaron a su casa para cargar sus celulares en la corriente eléctrica fueron compartidos en las redes sociales.
Varios de los beneficiados aplaudieron su gesto y otros vitorearon la posibilidad; no solo de recargar los celulares, sino de incluso hacerlo en la casa del máximo gobernante del país. Algunos, muy pocos, lamentaron que Díaz-Canel no les permitiese entrar dentro de la vivienda y se quejaron que tuvieron que hacerlo en el portal, tirados por el piso. Otros dijeron que “a caballo regalado no se le mira la dentadura” y aceptaron el magnánimo gesto como algo único.
“Estas cosas no pasaban cuando estaba Fidel,” dijo una octagenaria que fue a cargar su móvil y luego, gritó bien alto: “Díaz-Canel es la tiza”, como para dejar plasmado su agradecimiento por el gesto noble del presidente.
Según se pudo conocer, desde anoche hasta las primeras horas de la mañana, se recargaron en el portal de la casa de Díaz-Canel, 267 celulares, 4 tablets y una laptop. De 12 de la noche a 6:00am, los que estaban en el portal de la vivienda que habita el máximo dirigente cubano, debieron usar una tira de scotch tape en la boca, a fin de evitar que el ruido afectase el sueño del mandatario, así como el de su esposa Liz Cuesta.
“No importa, estamos acostumbrados a hacer silencio,” dijo el dueño de la laptop, quien aseguró esperaría la salida de Díaz-Canel para preguntarle por qué no había internet.
La fuente dijo además que a la que debieron ponerle un scotch tape en la boca era a Liz Cuesta, porque “roncaba como una locomotora loma arriba” – cita textual – y a más de uno le impidió coger un repelón.
Uno de los guardias de seguridad de la vivienda dijo que Liz Cuesta tenía el corazón como un estropajo al ver cómo tanta gente le daba prioridad a recargar un celular y no a buscar dónde guardar la comida de sus refrigeradores que se le estaba echando a perder.
“Liz, dijo el custodio, hablará con Díaz-Canel a ver si pueden guardarle al menos los paquetes de picadillo a la gente en los refrigeradores y neveras que tiene la casa.
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